¿Quién soy yo? Descúbrelo antes de que sea tarde

¿Quién soy yo? Esa pregunta, tan simple en apariencia, tiene el poder de desarmarnos por completo. Porque no hablamos de tu nombre, tu trabajo o los roles que desempeñas. No. Hablamos de ti, de lo que eres cuando todo lo externo se desvanece, cuando estás a solas con tus pensamientos. Es un espejo incómodo al que no solemos enfrentarnos, porque sabemos que las respuestas pueden asustar. Pero precisamente por eso, vale la pena detenerse y mirarlo de frente.

Te han dicho quién deberías ser. Te han moldeado las expectativas ajenas, las etiquetas, los “deberías” que cargamos como si fueran verdades absolutas. Pero, ¿alguna vez te has dado el permiso de cuestionar todo eso? ¿Te has preguntado qué queda cuando sueltas lo que no es tuyo, lo que no elegiste? Porque “quién soy yo” no es una etiqueta, no es un título ni un molde en el que debas encajar. Es una construcción que empieza el día en que decides vivir como quieres vivir.

Quizá nunca llegues a una respuesta definitiva, y eso está bien. Descubrir quién eres no es un destino, es un proceso. Cada decisión que tomas, cada acto de valentía, cada vez que eliges escucharte por encima del ruido, estás más cerca de ti mismo. Porque, en el fondo, no eres lo que haces ni lo que otros ven. Eres lo que eliges ser, a pesar del miedo, a pesar de las dudas.

Deja de buscar fuera lo que solo puedes encontrar dentro. Deja de esperar que otros te definan, porque nadie puede responder por ti la pregunta más importante: ¿quién soy yo? La respuesta no está escrita. Se crea, paso a paso, con cada acto que demuestra que, al final del día, te elegiste a ti mismo.

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