Vamos a dejarnos de tonterías. Las ideas para atraer clientes a un negocio no están en un máster de marketing de 80.000€. Están aquí.
Se basan en una sola cosa: dejar de ser un mueble más en el paisaje y convertirte en algo imposible de ignorar. Punto.
La mayoría de tus competidores están ocupados haciendo el idiota en Instagram. Tú, que eres más listo, vas a robarles los clientes con estas 22 bofetadas de puro marketing diiiisruptivo.
1. Pon café recién hecho en la entrada
El cerebro humano es un bicho primitivo y vago. Y el olor a café le dice una cosa: “Aquí dentro se está bien, coño”. No necesita más.
Es un ataque directo al sistema límbico, sin pedir permiso.
No estás vendiendo café, idiota. Estás vendiendo un refugio. La gente no huele cafeína, huele una excusa para dejar de caminar. Creen que es su idea, pero es tu trampa. Una trampa deliciosa.
Atacarás su cerebro reptil y los tendrás cruzando la puerta en piloto automático.
2. Crea una pizarra curiosa que cambie cada día
Esa pizarra no es para poner “Oferta 2×1”. ¡No me hagas ir a golpearte! Esa pizarra es tu reality show diario.
Pon el inicio de un chisme, una pregunta absurda (“¿Por qué los pájaros no se caen cuando duermen?”), o una confesión: “Ayer casi quemo la tienda. Hoy prometo portarme bien”.
La magia no es el mensaje, es la p*ta constancia. La gente empezará a pasar por tu calle a propósito para ver qué estupidez has puesto hoy. Te conviertes en su serie de Netflix de un solo capítulo diario.
Cuando necesiten lo que vendes, ¿a quién crees que comprarán? ¿Al local gris de siempre o al genio de la pizarra?
3. Usa una playlist que haga sentir bien
La mayoría de las tiendas ponen música de ascensor o el último hit de reguetón que aturde a las palomas.
Error. Tu música debe ser una declaración de intenciones. Una playlist que te haga sentir como el protagonista de una película.
Lo que no te cuentan es que la música correcta crea una burbuja invisible.
Si alguien entra en tu “zona musical” y la canción es buena, su humor cambia. Baja la guardia. Una persona de buen humor es una persona que compra. Es ciencia.
Tu tienda empezará a tener banda sonora, y la gente querrá ser parte de esa película.
4. Coloca algo raro en la vitrina que haga parar a la gente
Tu vitrina es un escenario para cazar miradas. ¿Y qué caza una mirada? Lo inesperado.
Pon una cabeza de maniquí con un nido de pájaros, una colección de patitos de goma, un esqueleto leyendo un libro… lo que sea que haga que el cerebro del transeúnte cortocircuite.
La gente se parará, se reirá y, lo más importante, se preguntará: “¿Qué carajo es este sitio?”. Y esa pregunta, amigo mío, es la primera puerta que tienes que abrir.
Estas son las ideas para llamar la atención en un negocio que funcionan de verdad, las que provocan una reacción.
5. Pon una silla cómoda afuera con un cartel “descansa 5 minutos”
La calle es una jungla hostil. Todo el mundo corre. Sé el puto oasis. Una silla cómoda con ese cartel no es un gasto, es una inversión en psicología humana.
No pides nada, solo das.
Aquí viene la puñalada: se llama reciprocidad. Mientras ese desconocido descansa sus pies, su cerebro está pensando “qué buena gente”. Te has ganado su gratitud sin venderle nada. Y la gratitud es la antesala de la lealtad.
Sembrarás una deuda emocional que te pagarán con creces.
6. Ilumina tu entrada mejor que tus vecinos
De noche, la mayoría de los locales parecen cuevas o están iluminados con la misma alegría que un tanatorio.
Tú no. Tú vas a hacer que tu entrada parezca la puerta al cielo. Invierte en una luz cálida, potente y bien dirigida.
El ser humano es un insecto glorificado: va hacia la luz. Una entrada brillantemente iluminada no solo destaca, sino que comunica seguridad, éxito y limpieza. Es un mensaje no verbal que dice: “Aquí dentro todo está bien”.
Mientras los demás duermen, tu local gritará “estoy abierto y soy increíble”.
7. Usa un aroma característico que la gente recuerde
El olfato es una máquina del tiempo. ¿Recuerdas el olor de la casa de tu abuela? Pues eso. Elige un aroma único (sándalo, té blanco, higo…) y haz que tu local siempre huela así. Que sea tu firma invisible.
El truco es que ese olor se convertirá en un ancla. Cuando alguien lo huela en otro sitio, se acordará de ti. Has hackeado su memoria. Ya no eres una tienda, eres un recuerdo esperando a ser revivido.
Es una de las ideas para atraer clientes a un negocio más sutiles y poderosas. Te meterás en su cerebro por la nariz, y de ahí no te saca nadie.
8. Mesita con muestras gratis
“Gratis” es el canto de sirena del capitalismo. Pero la mayoría lo hace mal. No pongas una muestra miserable.
Pon algo generoso. Algo que diga “me sobra tanto de esto bueno que hasta lo regalo”.
La sorpresa es que la muestra no es para el cliente, es para ti. Es la excusa perfecta para iniciar una conversación sin la presión de la venta. “¿Te ha gustado? Pues imagina el resto”. Es un jaque mate conversacional.
Pasarás de ser un vendedor a ser alguien que comparte algo bueno.
9. Crea un rincón instagrameable que todos quieran fotografiar
Olvida las reformas caras. Una pared pintada de un color bonito, una frase de neón divertida o un sillón de terciopelo ridículamente fotogénico es suficiente.
Crea un pequeño altar para el ego de tus clientes.
El plan maestro es este: tus clientes se convierten en tu equipo de marketing, y lo hacen gratis. Cada foto que suben es un anuncio con una credibilidad que tú nunca podrías comprar.
Son ideas publicitarias para atraer clientes que se pagan solas.
Tu negocio se convertirá en un trofeo social, un lugar donde la gente no solo va a comprar, va a demostrar que ha estado.
10. Decora tu entrada con plantas o flores llamativas
En medio del asfalto gris, un estallido de vida verde o de color es un p*to imán. Las plantas comunican algo que ningún cartel puede: cuidado, paciencia y amor por el detalle.
Pero aquí está el secreto: las plantas te hacen parecer más caro y de mejor calidad. Inconscientemente, asociamos la naturaleza cuidada con el lujo y la artesanía.
Es un truco visual para aumentar tu valor percibido sin gastar una fortuna.
11. Pon un libro de visitas creativo donde la gente deje mensajes
A la gente le encanta dejar su marca, sentir que ha formado parte de algo. Un libro de visitas no es para abuelos. Es para crear un muro de prueba social.
Pide que dejen un dibujo, su canción favorita, el peor consejo que les han dado…
El siguiente que llegue no solo verá un libro, verá una comunidad. Verá que docenas de personas antes que él o ella han estado ahí y se lo han pasado lo suficientemente bien como para dejar una huella.
Es la prueba irrefutable de que tu sitio mola, como dicen los españoles.
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12. Enmarca y presume tu peor (y más divertida) reseña
Busca esa reseña de una estrella que te dejó un iluminado. Esa que es tan estúpida que da risa. Ahora, enmárcala. Ponla en la pared como si fuera un trofeo.
¿Sabes qué le estás diciendo al mundo? “Me da igual tu opinión, estoy así de seguro de lo que hago”. La confianza es el afrodisíaco más potente que existe. Mucho más que tus estúpidos descuentos.
Dejarás de ser una tienda con miedo y te convertirás en una marca con carácter.
13. Declara tu local como una “zona libre de Wi-Fi”
En un mundo de yonquis digitales, la abstinencia es un lujo. Ser el único bar, café o tienda que dice “Aquí no hay Wi-Fi. Hablen entre ustedes” es una declaración de guerra. Y es brillante.
No estás negando un servicio, estás ofreciendo uno mejor: un respiro. Atraerás a la gente que está hasta el copete de ver a sus amigos mirando una pantalla.
Te conviertes en un santuario para las conexiones humanas.
14. Deja la puerta abierta de par en par (elimina la barrera psicológica)
Una puerta cerrada es un muro. Una duda. Un micro-esfuerzo que el cerebro vago de tu cliente potencial tiene que calcular. ¿Para qué? Tírala abajo.
Cuando dejas la puerta abierta, el interior de tu tienda se convierte en una extensión de la calle. La gente entra casi por error, por inercia.
Has eliminado la decisión más difícil: la de entrar. El juego de atraer clientes a un negocio es así de simple a veces.
Harás que entrar sea más fácil que seguir caminando.
15. Coloca un espejo cerca de la entrada (la gente se mira y entra)
La vanidad es el pecado capital favorito de la humanidad. Y tú lo vas a usar a tu favor. Un espejo grande y limpio es un freno de mano para el 99% de las personas. Se pararán. Se mirarán. Y se arreglarán el pelo.
Y mientras están en su pequeño ritual narcisista, ¿dónde crees que están parados? Exacto. En tu puerta. Les has dado la excusa perfecta para detenerse y, de paso, espiar tu local.
Es una de las ideas para atraer gente a un negocio más baratas y efectivas. Convertirás el ego de la gente en tu mejor captador de atención.
16. Pon alfombra roja o camino de bienvenida hacia la puerta
Trata a la gente como si fueran estrellas de cine y empezarán a creérselo. Una alfombra roja, o simplemente un camino pintado en el suelo, crea un sentido de evento, de importancia.
No están simplemente entrando a una tienda. Están haciendo una entrada triunfal.
Estás jugando con su necesidad de sentirse especiales. Es un gesto teatral, un poco hortera, pero funciona porque a todo el mundo le gusta sentirse el centro de atención por un segundo.
17. Pon números grandes (precios, ofertas) visibles desde la calle
Si tienes un buen precio, no lo escondas en una etiqueta minúscula. Plántalo en la vitrina con números del tamaño de la cabeza de un niño. Que se lea desde la otra punta de la calle.
El cerebro humano, en su infinita pereza, ama la información fácil. Un “-50%” gigante es un gancho que procesa sin esfuerzo. Es un grito.
Mientras los demás susurran, tú pegas un berrido visual que atrae a todos los que buscan una buena oportunidad.
18. Crea un punto focal en tu vitrina (un solo elemento protagonista)
El minimalismo es la nueva opulencia. En vez de atiborrar tu escaparate como si fuera el bolso de una abuela, elige UNA SOLA COSA. La más espectacular. Y ponla en el centro, sola, bien iluminada. Como una obra de arte.
¿Qué consigues? Intriga.
La gente se preguntará por qué ese objeto es tan especial. La soledad le da un estatus, un poder que pierde cuando está rodeado de otras veinte cosas.
Es una demostración de confianza absoluta en tu producto. Obligarás a la gente a mirar exactamente donde tú quieres que miren.
19. Usa círculos rojos para señalar algo en la vitrina
Es el truco más viejo del teletienda, y por eso mismo funciona. Estamos condicionados. Un círculo rojo es una alarma visual para el cerebro. Significa “¡Eh, tú! ¡Mira aquí!”.
No te compliques. Un simple vinilo rojo rodeando un precio, un producto o una palabra en tu escaparate es como ponerle un megáfono a esa información. Es feo, es poco sutil, pero es endiabladamente efectivo.
Es una de las ideas de marketing para atraer clientes que los diseñadores gráficos odian, pero tu cuenta bancaria amará.
20. Pon una cuerda o cadena que divida el espacio (genera curiosidad)
La psicología de la cuerda de terciopelo. Pones una simple barrera y la mente humana se vuelve loca. “¿Por qué no puedo pasar? ¿Qué hay ahí que sea tan exclusivo?”.
Usa una cuerda bonita para acordonar una esquina de tu tienda. No tiene por qué haber nada. El simple hecho de que sea una “zona restringida” la convierte en el lugar más interesante de todo el local.
La gente se sentirá atraída por el misterio.
21. Coloca productos dentro de cajas transparentes
Lo que se protege, es valioso. Coge algunos de tus productos y, en vez de dejarlos al alcance de la mano, mételos en cajas de metacrilato. Como si estuvieran en un museo.
Este gesto transforma un simple objeto en un tesoro. Le añades una capa de importancia, de exclusividad.
La gente no lo ve como un producto más en una estantería, sino como una pieza de colección. El deseo se dispara.
Harás que tus clientes no quieran “comprar”, quieran “adquirir una pieza”.
22. Promete exactamente lo contrario a tu competencia
Identifica la promesa que todos los de tu sector repiten como loros (“calidad”, “rapidez”, “buen precio”) y promueve con orgullo justo lo contrario.
Si todos son rápidos, sé el más lento: “Lo hacemos despacio, porque lo hacemos bien”. Si todos son baratos, sé el más caro: “El mejor. Y punto. Si buscas barato, esta no es tu tienda”.
Dejas de jugar en su liga para crear la tuya propia, una en la que tú pones las reglas y no tienes competencia.
Pd: Ya tienes las armas. Ahora hay dos tipos de personas: los que leen esto, asienten y mañana se levantan a hacer lo mismo de siempre. Y los que cogen una sola de estas ideas y la ejecutan sin pedir permiso. Tú verás de qué lado estás.
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