El micromachismo es una forma cotidiana de machismo que es muy sutil y silencioso, cuyo fin es controlar y manipular el pensamiento y las acciones de las mujeres para que actúan de acuerdo a estándares que van en contra de sí mismas.
Se sabe muy bien que muchas de dichas acciones o estrategias de control, están bien aceptadas por la sociedad, esto debido a que históricamente están muy arraigadas.
La primera vez que se habló de micromachismo fue en 1990 por el terapeuta argentino Luis Bonino, quien definió este término como una forma de dominación y violencia cotidiana, ejercida por los varones y que cuyo objetivo es:
- Mantener la supuesta superioridad sobre la mujer.
- Recuperar o reafirmar dicho dominio sobre una mujer que se revela.
- Aprovecharse de los beneficios que trae mantener controlada a la mujer.
- Lograr la disminución de la autonomía de las mujeres.
Es importante aclarar que quien comete los micromachismos no son necesariamente personas malas, ya que dicha violencia o abuso se comete de forma invisible tanto como para quien los comete como de quien los padece.
La importancia de reconocer los micromachismos es tan importante tanto para los hombres como para las mujeres sin importar las preferencias sexuales, ya que solo así se puede trabajar en soluciones integrales que permitan erradicar este tipo sutil de violencia.
De igual forma hay que aclarar que quien utiliza los micromachismos no son necesariamente hombres, ya que algunas de estas tácticas de control están tan arraigadas históricamente que muchas mujeres también lo aceptan como algo correcto.

Índice del artículo
Tipos de micromachismos
De esta invisible variación de machismo se desprenden 4 tipos que son los siguientes:
1. Micromachismos indirectos
Es la forma más evidente de micromachismos en el lenguaje y en el comportamiento, ya que el objetivo es bajar directamente la autoestima de las mujeres, hacerlas sentir inseguras o culpables. Incluyen conductas tales como: la manipulación de las emociones, mensajes con un descarado doble sentido tanto afectivo como agresivo, abuso de confianza, provocar o crear la falta de intimidad; confundirlas, intentar hacerlas sentir mal o castigarlas con el silencio; poner límites absurdos, arbitrarios y unilaterales, comunicarse de forma agresiva y a la defensiva, engaños, mentiras, desautorización, desvalorización, misoginia en pequeñas dosis y hacer comparaciones ventajosas y abusivas.
2. Micromachismos utilitarios
Este es un tipo de micromachismo utilizado en ámbitos cotidianos, aprovechándose del rol de la mujer históricamente para infligir control y lograr que desempeñen ellas solas tareas de cuidado y limpieza del hogar, tareas de cocina, cuidado de los hijos y demás tareas “femeninas”, negando totalmente la reciprocidad o la repartición de tareas.
Se puede decir que, en un ambiente de pareja, se considera micromachismo cuando el hombre niega saber hacer algo referente al hogar para lograr que la mujer lo termine haciendo.
3. Micromachismos directos
Es una forma que se puede decir que es machista en sí, porque el hombre utiliza la fuerza física y el abuso del dinero para mantener controlada a la mujer, hacerla sentir débil, convencerla de que es incapaz de hacer las cosas sola, sabotear la comunicación, la violación de la intimidad, abuso doméstico, chantaje emocional y de manipulación para pasar por encima de la mujer y que el hombre haga e imponga sus deseos por encima de los de ella.
4. Micromachismos de crisis
Es un tipo de micromachismo que se genera cuando el hombre pierde poder ante la mujer o la mujer alcanza un estatuto más elevado ante el hombre (mejor sueldo, cambio en su comportamiento que la empoderan, etc.).
El hombre en esta etapa tratara de hipercontrolar obsesivamente a la mujer, generar de forma hipócrita falso apoyo, distanciamiento emocional y promesas vacías de cambio, cuyo único fin es ”recobrar el control” que piensa que ha perdido.

Micromachismos en el trabajo
Este tipo de violencia o de control no solo se sufre en el hogar y no solo es de parte de la pareja de la mujer, ya que en los ámbitos laborales la situación es mucho más compleja e injusta.
En su lugar de trabajo la mujer es constantemente menospreciada, sus labores infantilizadas, viven constante acoso sutil pero dañino y su labor carece de reconocimiento.
Esta forma silenciosa de machismo resulta ser tan perjudicial para la mujer como el mismo acoso sexual, esto fue evidenciado por estudios realizados por la revista Psychology of Women Quarterly.
“Las actitudes de violencia pasiva como los micromachismos son igual de dañinas que la violencia directa”.
Algunos ejemplos cotidianos de micromachismos en el trabajo
- División sexual del trabajo; es muy común que a las mujeres se les asignen tareas “femeninas” como tareas de asistencia o tareas que un hombre simplemente no quiere hacer.
- Menores sueldos en puestos iguales.
- Mayor dificultad para ascender de puesto.
- Asignación de tareas menos cualificadas.
- Trato verbal discriminatorio y confianzudo
- Discriminación, despido injusto o la no renovación de contrato a mujeres en estado de embarazo.
Los micromachismos en los adolescentes
En la actualidad los adolescentes son más conscientes del daño que provoca el machismo, no solo en la mujer, sino en toda la sociedad en general, pero aun con todo hasta las personas menos machistas ejerce prácticas de micromachismos encubiertos porque, como lo mencione anteriormente, estas son invisibles para todos pero que tiene un impacto negativo exclusivamente en la mujer.
Se ha avanzado mucho en derechos y en el reconocimiento del papel tan importante y fundamental de la mujer en la sociedad (por lo menos en países desarrollados), pero los micromachismos siguen intactos como siempre y unos claros ejemplos pueden ser: La identidad femenina continúa representada por el cuidado de los hijos, la realización exclusiva de las tareas del hogar, la dependencia emocional y se sigue catalogando a la mujer como el sexo débil que necesita siempre protección, mientras que la identidad masculina se asocia a la autosuficiencia, la racionalidad, el control de las emociones, la fuerza y la competitividad.

Ejemplos de micromachismos en la vida cotidiana
1. Decir que ser ama de casa no es un trabajo.
2. Referirse a los hombres por su apellido y a las mujeres por su nombre de pila, o peor aún por su nombre en diminutivo.
3. Que en la cama este por encima el placer sexual del hombre por el de la mujer.
4. Que el hombre se sienta mal, incomodo o inseguro porque el sueldo de la novia o esposa es superior.
5. Que en el trabajo o entre las amistades, el hombre solo propongo jugar al fútbol a los varones, dando por sentado que ellas no quieren jugar.
6. Cuando un hombre considera que las labores domésticas de la casa, cuidando de los hijos, siempre las va a hacer mejor una mujer.
7. Describir a una mujer como “poco femenina”.
8. Usar la palabra “provocador” para describir el atuendo de una mujer.
9. Decir “esas no son formas de hablar de una señorita”.
10. Que en la televisión los presentadores sean los ácidos, polémicos y divertidos y ellas las guapas.
11. Decir “ella es fuerte como un hombre” considerando que ser fuerte es un rasgo masculino.
12. Que los hijos adolescentes salgan hasta las 3 de la madrugada, pero obligar a la hija igualmente adolescente a que regrese antes de medianoche.
13. Felicitar a la mujer por la comida sin preguntar antes quién había cocinado.
14. Presentar a una mujer por el cargo o la posición de su marido (“esta es la mujer de…”) en vez de por su nombre y profesión.
15. Dar por hecho que el hombre siempre pagua las cuentas.
16. Empresas donde las trabajadoras llevan falda, sin opción de elegir.
17. Llamar “guapa” a una mujer sin conocerla.
18. Que en los centros públicos destinados a mujeres haya únicamente revistas de moda y sociedad en la sala de espera.

Algunas conclusiones
Tal vez parezca complicado identificar que son los micromachismos, por lo tanto, se hace necesario aclarar que estas son todas aquellas palabras, frases o conductas que, aunque parezcan normales, te afectan de alguna forma como mujer, o que, como hombre, logras identificar que algo no está bien con dichas conductas o dialectos masculinos previamente establecidos y que se hace necesario eliminar.
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Hola, estoy de acuerdo, creo que este tipo de cosas se deberían de enseñar en los colegios.